Brilla

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sábado, 6 de junio de 2009

Heridas en el árbol


A través de las ramas que trepo, me voy dando cuenta del abismo que dejo atrás,
ir hacia arriba es ir hacia enfrente.

La gravedad no ayuda, tampoco mantener los pies en el piso, pero hay que aprender a volar. Tal vez esas sean las mayores dificultades que me muerden con sus grandes hocicos.
Siento el dolor hasta que estoy mutilada y me temo que ya me han arrancado los ojos, puesto que no se donde estoy.
El lenguaje en mi cerebro sigue, pero dudo que mi lengua quiera contactarse con el, en cierta forma no se soportan y son dependientes el uno del otro para que yo pueda hablar, tienen conflictos.
Mis manos en cambio ahi están y están trepando el árbol de la vida, aunque todavía no estoy segura si trepo alto para hecharme a volar, o lo hago para dejarme caer desde más alto.
Cada uno de mis dedos se mueve en armonía con mis conexiones cerebrales, a veces con sabiduría y otras con torpeza.
Escribo y trepo la realidad con las manos, tocar esa realidad me produce heridas y defensas inútiles, el resultado agrieta mis dedos, las llagas surgen en minutos, me duele, me arde, me veo las heridas y me pregunto que estará pensando mi cerebro al hacerme este daño? o acaso serán tambien mordidas de monstruos?
Me desespera pero hay que seguir, escribir, trepar... aunque pierda la piel.

2 comentarios:

  1. ...el viento sigue soplando, la luna canta, las flores crecen y la vida continua, todo lineal, todo como debe ser, todo perfecto...

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  2. La vida pasa, dejando su estela de magia...
    Gracias amiga por viajar hasta mi refugio y dejarme tu huella

    Lydia Raquel Pisrtagnesi

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